Las ciudades se han complejizado. La cantidad de gente, las distancias y el tránsito hacen que se experimenten parcialmente. Los círculos sociales definen y limitan los lugares que transitamos y a los que accedemos. En consecuencia, vivimos de manera fragmentada, en base a nuestras experiencias personales. Muchas veces, sin siquiera concientizarlo.
Lógicamente es imposible y agotador ir por la vida tratando de conocer todos los rincones, cual Ash Ketchum colecciona Pokemones. Pero sí es interesante señalar que, para comprender el complejo entramado social, hay determinados horizontes dignos de ampliar.
Los barrios populares son intensamente transitados diariamente por sus habitantes y las personas que allí trabajan. Dicho esto, gran parte de los ciudadanos no los conocen, ni tampoco se les ocurre hacerlo.
Esto es un problema, porque el vacío de información se compensa con imágenes y experiencias vivenciadas por otros; eso genera ideas equivocadas sobre los barrios populares y su gente.
Por ese motivo, siete artistas del barrio Mugica -ex villa 31-, aunaron fuerzas para romper con la fragmentación, quitar los prejuicios que tiñen al barrio y lograr que más gente vaya a recorrerlo.
Mural en la entrada del Barrio Mugica.
Su proyecto se llama Ajayu, que significa alma en Aymara, y es hijo de la pandemia. Con el nombre, se quiere transmitir que el barrio es complejo, que tiene vida. Que no aloja solamente penurias, carencias y sufrimiento. También hay historias de vida, de superación, de amor y de esfuerzo.
“Queremos desestigmatizar nuestro barrio desde adentro. Nosotros notamos que los medios solo mencionaban las cosas muy negativas. Hay una especial atención a los asesinatos, las muertes y el narcotráfico. El nuestro es un barrio más”, sostuvo Brian Mayhua, uno de los miembros de la cooperativa.
Su iniciativa consiste en circuitos turísticos guiados dentro del distrito, siendo la primera iniciativa de estas características. De esta manera, las personas que no conocen el barrio, pueden ir de una manera segura y educativa. Además, con la visita, se ayuda a movilizar la economía local.
“Con la cooperativa, buscamos formar una economía circular, donde parte del dinero que ingrese, vaya también a nuestros vecinos. Les damos espacio para que se muestren y crezcan”, agregó Brian.
A la fecha, Ajayu cuenta con tres tours distintos, más allá que todos incluyen una recorrida de la zona desde adentro. Está el histórico, el cultural y el gastronómico. Todos ellos muestran el barrio desde una óptica particular. El primero hace énfasis en cómo se construyó el barrio y cuenta la historia del padre Mugica. Además, se visita a vecinos históricos que hablan de su experiencia. El segundo, se propone mostrar las expresiones artísticas de los vecinos. Y el último, es una degustación de distinto platillos típicos de las comunidades boliviana, peruana y paraguaya. Cuenta con opción veggie.
La consolidación de esta cooperativa podría ser el puntapié inicial para que en otros barrios populares se creen proyectos similares. “Estamos en contacto con personas de otros barrios populares, como la Isla Maciel, a quienes invitamos a sumarse”, concluyó Brian sobre sus próximos objetivos.
Los chicos de Ajayu confían que con esta propuesta se achicará la desconexión entre los barrios populares y el resto, lo cual ayudará a conocer el enredado entramado social de una forma más integral.
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