Entender la derrota y conseguir la victoria
Si alguno dudaba de este deporte, si alguno lo subestimaba o creía tener las respuestas, ya no lo hará más. Es impredecible. Y más aún en una Copa del Mundo. Argentina perdió 2-1 contra Arabia Saudita en el debut correspondiente al Grupo C. Impensado desde un principio, dolerá por mucho tiempo y quedará sellado en los libros de grandes historias mundialistas, porque, aunque nos pese, así fue: un batacazo histórico.
El fútbol no entiende de lógicas ni de merecimientos. Y mucho menos de justicia. Es salvaje y despiadado. El resultado final es lo más cercano a un reflejo objetivo de un partido. Porque al fin y al cabo, de poco sirve trasladar la pelota de un lado a otro, merodear por las áreas y llenar de disparos el arco rival, si lo que termina haciendo la diferencia es que la pelota entre en el arco contrario; esa fue la llave que le dio el triunfo mundialista a Arabia Saudita por cuarta vez en su historia.
Un VAR polémico y tres goles anulados por offside le privaron a Argentina de ampliar la ventaja en varias oportunidades. Sumado a la falta que sintió el equipo debido a la ausencia Lo Celso, el equipo no pudo encontrar el rumbo en ningún momento del partido. Una defensa imprecisa, un mediocampo disperso y un ataque aislado (Messi-Lautaro Martínez) reflejaron una Selección muy alejada de aquella que obtuvo la Copa América y la Finalíssima, de aquella que nos conquistó y enamoró desde un principio.
Pero escuché y leí alguna vez, que el fútbol da revancha. Y en esta ocasión la oportunidad de cambiar la página -y la historia- está mucho más cerca de lo que se cree. El sábado será el día que definirá si Argentina sigue o no en la Copa del Mundo, no matemática pero sí emocionalmente. La vida te pone pruebas, desafíos, obstáculos. Te pone palos en la rueda. Te hunde y te lastima. Pero nunca te termina de matar. La última palabra siempre la tienen los protagonistas y en este caso son los jugadores. Tienen la magnifica posibilidad de salir al campo y dignar al país -y a ellos mismos-, con una victoria. Depende de ellos. Depende de nosotros.
Las frases de Messi
“Tenemos que volver a las bases”, dijo el capitán y referente Leo Messi. El juego ordenado, la entrega y la humildad tienen que volver a aparecer el sábado contra México. Cuando algo funciona, no hay que cambiarlo ni perderlo de vista. Y si de algo sirve la derrota contra Arabia Saudita es para recordar que jamás se debe subestimar a un equipo (mucho menos en un Mundial), la intensidad no se puede regular y las oportunidades se tienen que concretar. Así y todo, quedan dos vidas: México y Polonia.
“Que la gente confíe que no la vamos a dejar tirada”, fue otra de las frases del número 10. Según se pudo saber, el equipo estuvo muy atento al otro partido del grupo (Polonia-México), que favorablemente para Argentina terminó en empate 0-0, lo que provocó una arenga interna muy fuerte. Argentina depende de sí misma para clasificarse a octavos de final y, tal vez, ese sea el voto de confianza más sólido que tiene la Selección.
¿El equipo debe cambiar?
“Equipo que gana no se toca”, es una frase popular muy utilizada dentro del fútbol. Así como también el equipo que pierde queda muy expuesto, y por lo general sufre modificaciones. Esta es la situación por la que está pasando el entrenador argentino. Cuti Romero, Nahuel Molina y “Papu” Gómez estarían bajo la lupa para el próximo partido. ¿Quiénes podrían ingresar? Lisandro Martínez, Gonzalo Montiel y Enzo Fernández, como principales candidatos.
Todos juntos
Hay que identificar y tomar conciencia del momento que se atraviesa. Es muy delicado. Nadie esperaba esto el primer partido. Nadie lo esperaba ahora. Pero en la vida no todo se desarrolla como uno quiere o planea. Hay que levantar la cabeza, y seguir. La fase de grupos duró un partido. Argentina juega los 32avos de final el sábado contra México y en caso de pasar, jugará la siguiente ronda contra Polonia el miércoles a la misma hora. No es momento de crítica ni de juicio. Es momento de mantenernos todos unidos a pesar del sacudón. Muchas veces el peor rival de Argentina es Argentina misma, o mejor dicho su gente. O sea, nosotros. Vos. Yo. Pero eso tiene que cambiar y quedó demostrado lo que sucede cuando todos nos agarramos fuerte y le prohibimos la entrada a cualquier otro que venga de afuera. Como pasó en Brasil. Como tiene que pasar el sábado. Todos juntos.
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