El Gobierno de la Ciudad pretende avanzar con el proyecto para crear un corredor de ocho cuadras sobre la mano par de la avenida Honorio Pueyrredón entre el Cid Campeador y la calle Neuquén, tras la aprobación en la Legislatura de una iniciativa que convierte la zona en cuestión en una “calle de convivencia”.
Si bien lo que se trató el jueves 14 de julio fue tan solo la creación de una norma de tránsito, todos en el recinto sabían que lo que estaba realmente en discusión era la posibilidad de levantar la suspensión judicial que pesa sobre la obra y avanzar con la realización de un espacio verde inconsulto y en contra de los vecinos de Caballito y Villa Crespo. Esto queda en evidencia debido a que las restricciones al tránsito se irán aplicando a medida que se habiliten las cuadras parquizadas, por una cláusula transitoria.
Entonces, ¿cómo puede ser que se haya autorizado un parque sin que nadie hable de él explícitamente, no se sepa cómo va a lucir en su forma final ni tampoco el impacto que tendrá? Ante esta situación, los vecinos habían iniciado un reclamo judicial, que terminó con una medida cautelar, que paralizó las topadoras por meses. Según el juez, el Gobierno no podía construir sobre una avenida sin una ley que cambie el uso, por lo que pidió que este tema sea tratado en la legislatura. En ese sentido, el diputado Martín Ocampo, afirmó que con la nueva normativa repararían este error y le restó importancia a la ilegalidad e ilegitimidad del proyecto al comparar al GCBA con un “señor que hacer y [por ende] se equivoca”.
Horacio Rodríguez Larreta inició la obra a principios de 2022, de manera ilegal y, desde que fue detenida, buscó caminos alternativos para avanzar unilateralmente, desestimando a los vecinos que reclamaban una mesa de diálogo. En su intervención durante la sesión ordinaria, la diputada Claudia Neira señalaba esto. “Acá no se trata de sí al parque o no al parque. Hay que ordenar el debate. Y si estamos discutiendo un parque, entonces no podemos estar debatiendo una norma de tránsito”.
El oficialismo confía en que, a partir de la aprobación de la “calle de convivencia”, ya todo estará resuelto. Lo cierto es que aún el juez debe desestimar la cautelar, luego de evaluar si están dadas las condiciones. Un punto fundamental en su fallo fue la falta de participación ciudadana e información de la sociedad con respecto al proyecto.
Los vecinos realizaron una manifestación el día anterior a la votación de esta ley pidiéndoles a los legisladores que voten en contra y que se sienten a discutir cómo mejorar la calidad de vida de los vecinos de Caballito. Ellos ya se habían reunido con legisladores para que rechazaran la iniciativa, y les habían acercado propuestas superadoras concretas.
En primer lugar, pedían transparencia y democracia. Según ellos, se sentían defraudados por la actitud del PRO de darles la espalda y diseñar el proyecto final entre pocas personas.
En segundo lugar, consideraban que la necesidad de parques en la ciudad no se iba a saldar con obras como estas, ya que son trayectos de tan solo 10 metros de ancho y rodeados de autos, colectivos, ambulancias y frentistas. ¿Acaso alguien puede afirmar que los 400 millones de pesos invertidos en esta obra no serán en vano y quedará simplemente un espacio verde decorativo?
Además, lejos de evaporarse, los vecinos temen que todo el tráfico se desvíe a las calles aledañas y provoque un colapso de vehículos. Si eso se concreta, la calidad de vida de las personas que residen en Rojas o Hidalgo empeorará notoriamente. Es más: el director General Planificación, Uso y Evaluación, Dino Nicolás Buzzi, dijo durante la Comisión de Tránsito y Transporte, que “la oportunidad para seguir haciendo parques está en las calles”. De esta manera, este corredor es solo la punta del Iceberg. Pero este análisis del funcionario parece sesgado, porque es imposible ignorar que el GCBA posibilitó que más de 500 hectáreas públicas pasaran a manos de privados durante los últimos 10 años.
Isolda Balsamello, vecina de Caballito que reside en Hidalgo, ya se encuentra molesta por los ruidos. “Hace tiempo ya que en las horas pico la calle colapsa y hay un concierto de bocinazos. Si cierran Honorio, esto va a ser insufrible”.
“Este corredor va a ser sólo decorativo y, por un capricho o negociado del Gobierno de la Ciudad, la zona va a sufrir diariamente un caos de tránsito que agravará la contaminación ambiental y acústica. Queremos que consideren nuestro proyecto alternativo ‘Honorio más verde’, que implica sumar espacios verdes sobre la avenida, pero manteniendo dos carriles de circulación. Y más aún, necesitamos que Nación y Ciudad se pongan ya a trabajar para que tengamos pronto un gran parque en el playón ferroviario de Caballito”, indicó Mariano Pasi, vecino del barrio y miembro de la asamblea barrial. “De esta forma, ningún chico correrá el riesgo de sufrir un accidente por estar jugando en el medio de grandes vehículos”, agregó.
Quince hectáreas, quince años
Quizás el reclamo más importante de los vecinos sea la utilización de las aproximadamente 15 hectáreas en los terrenos ferroviarios al lado del club Ferrocarril Oeste, para que se haga un gran parque donde disfruten todos los ciudadanos. Si bien estos terrenos son del Gobierno Nacional, nunca hubo un verdadero interés del Pro durante sus 15 años de gestión para que éstos sean traspasados y convertidos en un espacio de disfrute público.
Pero dejando el pasado atrás, varios legisladores de distintas fuerzas tomaron el efusivo pedido del barrio, y se comprometieron públicamente a impulsar el proyecto durante la sesión ordinaria del jueves 14 de julio. El presidente de Bloque de la UCR, Marcelo Guouman, sostuvo que está de acuerdo con que se haga un parque allí, así como también lo hicieron Juan Modarelli del Frente de Todos y Rebeca Fleitas, por la Libertad Avanza. Solo el tiempo dirá si ellos hacen honor a su palabra y dejan de darles la espalda a los vecinos, así como la Ciudad lo hace con el río.
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