Si alguien nos hubiera dicho, aquel 22 de noviembre a la noche, que Argentina iba a clasificarse primero del grupo venciendo 2-0 a México, y categóricamente 2-0 a Polonia, no lo hubiésemos creído. O tal vez sí, en el fondo de nuestro corazón argentino, donde nada está perdido hasta el final, donde damos hasta la última gota, hasta el último aliento. “El fútbol muchas veces es injusto”, recalcaba en una de las notas anteriores. Esta vez no lo fue. Argentina dio vuelta la historia y se clasificó a los Octavos de Final del Mundial de Qatar 2022. Y ahora, enfrentará a Australia el sábado a las 16hs, por un lugar en Cuartos.
Luego de la derrota ante Arabia Saudita, Argentina sufrió su punto de inflexión mundialista. Algunos lo sufren antes y otros después. Para otros ni siquiera llega a ser un punto de inflexión, sino que aún peor, es un punto final. En nuestro caso, para la desgracia de algunos y la felicidad de otros, fue en el primer partido. Inmediatamente minutos después de que el árbitro esloveno Slavko Vincic determinó el final del partido, el partido era pasado. Por más amargo que haya sido el trago, Argentina debía pasarlo rápidamente. Porque en el Mundial no hay tiempo para lamentarse. El tiempo apremia. Los días de descanso no son de descanso. El próximo partido automáticamente se transforma en una Final y estás obligado a ganarlo. Y así fue. Vino México y luego Polonia. En ambos partidos el equipo de Scaloni fue superior y supo quedarse con el resultado. Argentina no negoció nunca la actitud y recuperó su idiosincrasia: tenencia de pelota, triangulaciones, un mediocampo más vistoso y un ataque efectivo. Messi y Enzo Fernández dieron la talla en el segundo partido y Alexis Mac Allister y Julián Álvarez lo hicieron en el tercero. Porque eso también es La Scaloneta: no importa quién, no importa cuándo ni cómo. Importa que suceda. Importa llegar al gol. A veces será Messi, otras veces no. Pero siempre será el equipo.
El sábado, a las 16hs y contra Australia, será la próxima cita de Argentina en el Mundial. Pero, ¿qué debemos saber de Australia? ¿Es un rival accesible? La respuesta es no. No hay rivales accesibles en un Mundial. Si de números hablamos, algunos países tendrán valuados jugadores más valiosos que otros, de mayor jerarquía o estatus. Pero la Copa del Mundo no entiende de datos ni de estadísticas. En la Copa del Mundo se juega al fútbol, sólo al fútbol. Y no gana el país con el plantel más rico sino el que mejor plantee los 90 minutos. El que mejor lea el juego. El mayor estratega. Lo que da la posibilidad a equipos de menor nivel, tener mayores posibilidades. Y como nos suele acostumbrar, este Mundial ya brindó los primeros batacazos: Alemania fue eliminada por segunda vez consecutiva en primera ronda, perdiendo con Japón, quién además destronó a España del primer puesto. La Bélgica de De Bruyne, Hazard y Lukaku, entre otros, perdió contra Marruecos y también quedó en el camino. Es por eso que los partidos deben jugarse con la máxima intensidad y cordura, porque ahora sí, es definitivo: Sí perdes, estás afuera.
Australia entró al Mundial venciendo al Perú de Ricardo Gareca, en el repechaje y por penales, y hoy logró clasificarse a 8vos de Final de un Mundial por segunda vez en su historia (la anterior había sido en Alemania 2006). Obtuvo el segundo puesto del grupo D, por encima de Dinamarca, otra de las selecciones que no estuvo a la altura y quedó atascada en primera ronda.
Argentina recuperó la ilusión y dejó atrás la agonía, el sufrimiento, la desazón. El sábado es mucho más que un partido. Es el sprint necesario para seguir avanzando y estar cada vez más cerca del sueño, del deseo, de la verdadera obsesión. Tres partidos son los que separan a la Argentina de volver a jugar una Final del Mundo. En proporción, es realmente muy poco para todo el resto que hay en juego. Pero como dice Rodolfo de Paoli (relator de TyC Sports): aguante corazón, aguante. Queda un recorrido, y parafraseando al capitán, elegimos seguir confiando. ¡VAMOS ARGENTINA!
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