21/6/2022 - Política y Sociedad

El conflicto armado y algo más

Por Juan Carlos Marcolongo

El conflicto armado y algo más

La historia de la casa real rusa es trascendente para comprender algunas de las razones que explican la actualidad bélica de Rusia.

En tal sentido, particular relevancia tiene el zar Pedro I, que gobernó entre los años 1682 y 1725, quien fue artífice de profundas reformas institucionales posicionando a su imperio entre las primeras potencias europeas, fundando ciudades como San Petersburgo, reorganizando el ejército con tecnología occidental y expandiendo su territorio, para lo cual fundó la Armada Rusa.

Así declaró la guerra a Suecia y comenzó una serie de conflictos armados que se extendieron entre los años 1700 y 1721, finalizando con la derrota del ejército sueco, por lo que logró controlar el Mar Báltico y el Mar Negro, expulsar a los tártaros y acordar con Polonia para obtener la ciudad de Kiev.

Pedro I sabía que debía conquistar los mares, pues sostenía que un soberano que sólo poseía un ejército tenía una mano, mientras que quien poseía la marina, tenía dos.

Lo expuesto, generó en el actual primer mandatario ruso una profunda admiración, pues afirma que Pedro I creó un “ejército invencible” y que “no arrebató nada sino que recuperó lo que les pertenecía”.

En tal sentido, luego de veintitrés años de llegar al poder, Vladimir Putin ordenó el 24 de febrero último, que las tropas del ejército de su país invadieran Ucrania y justificó su accionar argumentando que se propone proteger a las personas que son objeto de abusos y del genocidio del régimen de Kiev durante ocho años y para ello resulta necesario desnazificar Ucrania, además le reclama “neutralidad” vía compromiso de no adhesión a la OTAN, inexistencia de bases y armamentos extranjeros en el país, la anexión de Crimea y el reconocimiento de independencia de las regiones de Donetsk y Lugansk.

Cabe señalar que Rusia, es el tercer productor mundial de petróleo, el segundo de gas natural y se posiciona en lugares de privilegio como productor de acero, niquel y aluminio; amén de encabezar las exportaciones de trigo (casi el 20% del comercio mundial) y destacarse en las de maíz y girasol.

No obstante ello, el dominio territorial de Ucrania significaría anexar una superficie cultivable y productiva muy importante de maíz, trigo, girasol, remolacha azucarera, cebada, soja y colza. También es un excelente proveedor de madera a toda Europa y cuenta con reservas probadas muy importantes de petróleo y gas (off shore) y carbón.

En materia de reservas recuperables de uranio, Ucrania ostenta el primer lugar.

La producción conjunta de trigo de ambos países alcanzó casi 65 millones de toneladas en 2021, canalizando gran porcentaje de las exportaciones de la misma por el Mar Negro, cuya zona costera norte forma parte del escenario bélico actual.

La producción de ese cereal por parte de Ucrania, significa más del 80% de las importaciones del Líbano y la mitad de Somalia, Siria y Libia.

Con la ocupación de la región de Donbas, la más rica de Ucrania, se cumple un objetivo vital para conquistar todas las costas del Mar Negro, lo que impide la salida más importante para su economía.

En la actualidad, hay más de 30 millones de toneladas de granos bloqueadas en los puertos ucranianos ubicadas en las costras del Mar Negro y del Mar de Azov.

En medio de acusaciones cruzadas y afirmaciones estridentes de falsos triunfos con la huída de casi siete millones de habitantes ucranianos y con un conflicto que parece no tener fin en el corto plazo, el futuro es sombrío, máxime si se considera el nivel de destrucción de cultivos, vías férreas, carreteras, fábricas, viviendas; etc.

Mientras ello ocurre, los mercados financieros a nivel global cayeron bruscamente y los precios del petróleo, el gas, los metales y las materias primas alimentarias se incrementaron.

Por ello, se avecinan crisis alimentarias agudas en el norte de África y Medio Oriente, amén de problemas serios para varios países de la Unión Europea, entre ellos Italia que denuncia: “la guerra mundial del pan ya ha comenzado”.

La inflación en el mundo es otra realidad indiscutible.

El conflicto bélico parece extenderse por tiempo indeterminado, mientras Putin sueña con el dominio absoluto de los cinco mares: Blanco, Báltico, Azov, Caspio y Negro.

Todo ocurre ante la aparente actitud “neutral y silenciosa” de la República Popular China, que continúa con la Segunda Ruta de la Seda y la expansión de la cuarta generación de tecnologías de telefonía móvil junto a la digitalización de procesos productivos, comerciales y financieros.

Más allá del éxito o fracaso en la conquista de territorios, queda claro que toda guerra significa una derrota para la humanidad.

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juan carlos marcolongo

Juan Carlos Marcolongo

Soy Licenciado en Economía, egresado de la Universidad Nacional de Buenos Aires y completé estudios de post grado en Relaciones Comerciales Internacionales en la UNTREF.
Comencé mi carrera laboral en el Banco Central de la República Argentina en 1971, trabajando en el Área de Comercio Exterior y también en la Gerencia de Investigaciones y Estadísticas Económicas.
Finalice mi labor profesional en esa entidad en 1991 integrando la Jefatura de Exportación e Importación.
En 1992 Ingresé a INDEC, en la Dirección de Estadísticas del Sector Secundario, elaborando indicadores vinculados con el Sector Energético, siendo autor del Indicador Sintético de Energía (ISE), Autogeneracion y Cogeneracion de Energía Eléctrica y de Biocombustibles.
Paralelamente a la elaboración de dichas publicaciones, ejercí la docencia universitaria durante treinta años en UBA, Universidad de Palermo y UCES en esta última fui Profesor Titular de las asignaturas Formación de Escenarios Internacionales y Economía.

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