Un tema muy candente hoy en día es la transformación y disrupción tecnológica.
Un cambio de paradigma hacia una economía digital. La digitalización es uno de los motores de crecimiento global.
Las Big Tech han monopolizado durante estas dos últimas décadas muchos de los mercados en los que operan y su dominancia es persistente en el comportamiento estratégico de empresas.
La falta de competencia, afecta la innovación como también a los mercados subyacentes. En economías donde la innovación es significativa y continua, todo freno a la entrada de nuevos productos y servicios o el incremento de la competencia de productos supone un estancamiento al crecimiento económico.
Por ello es de esperar que el marco regulatorio de los gobiernos contribuya al mayor dinamismo de la economía digital en países de avanzada.
¿Qué nuevas tecnologías liderarán la economía del futuro?
Es interesante identificar tendencias, estudiar cómo afectará el empleo y el crecimiento económico. Qué países saldrán fortalecidos y cuáles no accederán a esta carrera.
La convergencia tecnológica, o la destrucción creativa, conllevan a un punto de inflexión que repercute en toda la sociedad, así sucederá por ejemplo con la robótica avanzada, la impresión 3D o vehículos autónomos, por así citar.
Hay una parte amenazante, aunque a largo plazo la historia de otras revoluciones económicas acredita que el empleo creado con las nuevas tecnologías supera con creces al que se destruye o desaparece.
Los cajeros automáticos amenazaban el empleo bancario, para luego ser herramientas al servicio de clientes en exponencial crecimiento, no habiendo existido reducciones de contrataciones en el sector.
Es necesario incentivar la creación de empresas tecnológicas fiscalmente, mediante reformas laborales y financieras para aumentar la oferta de talento y capital de riesgo.
El foco está en el Big Data, en el control del dato, es más que un tema B2C, Europa quiere defender el dato y que sea propiedad del individuo.
EE.UU. el control tiende a lo corporativo y China es indudablemente del Estado.
Esto genera indudables diferencias en lo que a competitividad se refiere.
Y es el mundo hacia dónde vamos...
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